Para unos historiadores se trata de un epígono del arte islámico y para otros se trata de un periodo del arte cristiano en el que aparece la decoración islámica, ya que lo practican los mudéjeres, gentes de religión musulmana y cultura árabe que permanecían en los reinos cristianos tras la conquista de su territorio y, a cambio de un impuesto, conservaban su religión y un estatus jurídico propio; pero también moriscos y cristianos que aprendieron las técnicas propias del arte musulmán.
No es un estilo artístico unitario, sino que posee características peculiares en cada región, entre las que destacan el mudéjar toledano, leonés, aragonés y andaluz. Desde la Península Ibérica, también viajó a las colonias españolas del continente americano. En el siglo XIX, junto con otros estilos revival apareció el neomudéjar.
El término "arte mudéjar" lo acuñó Amador de los Ríos, en 1859, cuando pronunció su discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando sobre “El estilo mudéjar, en arquitectura”.
El arte mudéjar es el más representativo de España en la época medieval, no es grandioso sino peculiar y más personal. Esta peculiaridad viene dada por su carácter fronterizo entre el norte cristiano y los musulmanes. Existen distintos tipos de mudejarismo:
- Románico de ladrillo: León, Valladolid, Ávila y Segovia.
- Arte mudéjar occidental: desde el Tajo hasta Portugal.
- Mudéjar aragonés: con características propias, entre otras la profusión de elementos ornamentales de cerámica vidriada, y mayor desarrollo en los valles del Ebro, Jalón y Jiloca.
- Extremadura.
- Andalucía: Sevilla y Córdoba.
- Comunidad Valenciana: Castellón y Valencia.
Uno de los focos más interesantes es el del mudéjar aragonés, que se distribuye fundamentalmente en el valle medio del Ebro, el del Jalón y el del Jiloca en las provincias de Zaragoza y Teruel, hasta el punto de que el conjunto mudéjar de la capital de esta última provincia (donde descuellan sus torres de San Pedro, del Salvador, de San Martín y de la Catedral) fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986, reconocimiento que en 2001 se amplió a otros monumentos de Aragón, destacando la Colegiata de Santa María de Calatayud, la iglesia de Santa Tecla de Cervera de la Cañada, la de Santa María de Tobed y los elementos mudéjares de la iglesia de San Pablo, la Seo y la Aljafería de Zaragoza.
Del llamado «románico de ladrillo», es ejemplo la Iglesia de San Tirso, acabada en 1189, con aspecto sólido y macizo. El cimborrio se eleva sobre el crucero y adelanta algunas características del románico, como la utilización de arquerías y las dos filas de arcos ciegos que aparecen en los ábsides circulares con función tectónica, forma el esqueleto del edificio. Conforma un soporte y empuje que sostiene el muro. Los edificios mudéjares copian a los cristianos y desarrollan su planta y altura pero en ladrillo. Al emplear ladrillo en el interior se pierde la columna y se utiliza el pilar. Otra característica es el cimborrio, que, a pesar de ser tan pesado, al ser calado va a transmitir sensación de ligereza. En el cimborrio, conforme ascendemos, los vanos son mayores para aligerar el peso y conseguir altura. Otro ejemplo es la iglesia de San Martín de Arévalo en Ávila; lo más característico de ella son las dos torres realizadas en ladrillo, sustentadas y decoradas por arquerías ciegas que se convierten en vanos en la parte superior. Se utiliza ladrillo y también mampostería. También la iglesia de San Andrés de Cuéllar, con una fachada principal de ladrillo muy característica y de las pocas que se conservan; su planta fue calificada por Vicente Lampérez y Romea como la mejor del estilo.
Mudéjar es el término que designa a los musulmanes que permanecieron viviendo en territorio conquistado por los cristianos, durante el proceso de avance de los reinos cristianos hacia el sur (denominado Reconquista), durante la Edad Media.
A estos musulmanes se les permitió seguir practicando el islam, utilizar su lengua y mantener sus costumbres. Se solían organizar en comunidades denominadas aljamas o morerías con diversos grados de autogobierno, según las condiciones de rendición, o de subordinación.
Desde el punto de vista económico, la gran mayoría de los mudéjares desarrollaban labores agrícolas o de artesanía (albañilería, carpintería y oficios textiles). Con el transcurso del tiempo, las condiciones de convivencia y tolerancia hacia los musulmanes en las zonas cristianas se hicieron más duras, restringiéndose los contactos sociales y económicos entre comunidades.
En alguna región como Aragón existe una clara relación entre las construcciones mudéjares y la abundante mano de obra islámica que permaneció en esta zona; sin embargo, en el caso de Andalucía, no existe una relación tan clara, ya que el número de musulmanes que permanecieron tras la conquista fue mucho más reducido, aunque una parte significativa de la escasa población mudéjar estaba dedicada a labores relacionadas con la construcción, alcanzando casi un 50%, pudiendo concebirse más bien como una rendición cultural ante el vencido.
Se da un nuevo tipo de material (el ladrillo) y una nueva decoración superpuesta a elementos constructivos cristianos y musulmanes. Las estructuras arquitectónicas y los materiales son modestos, pero se logra un gran realce mediante el trabajo ornamental del ladrillo, yeso y madera: ajedrezados, espinas de pez, esquinillas, arcos ciegos, redes de rombos (sebka), cruces cristianas... El mudéjar supone una reacción nacional en contra de los estilos europeos que se estaban introduciendo. Hasta el siglo XII se fomenta un estatus tolerante hacia los alarifes musulmanes; en el siglo XIII los reyes cristianos van a comenzar a conocer la cultura islámica y se va produciendo un alejamiento de los influjos europeos y un acercamiento hacia la vida musulmana.
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