La Tierra rota a una velocidad de 1 609 km/h, pero se desplaza a través del espacio a 107 826 km/h (29,8 km/s).
Cuando el volcán Krakatoa hizo erupción en 1883, la fuerza que desató fue tan colosal que se pudo oír en Australia, a 4 800 km de distancia.
Los astronautas no pueden eructar porque la ingravidez no permite la separación de líquido y gas en sus estómagos.
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